Curadora: Yenny Hernández Valdés
Diseñador Gráfico: Daniel Armas Camejo
Statement del proyecto
Si hay algo en suma atractivo en el arte postal es la capacidad de potenciar el enriquecimiento y completamiento del círculo hermenéutico de la obra de arte, en tanto comporta una condición y voluntad bilateral, de complementariedad, donde la idea y materia del artista encuentran su contraparte en la respuesta del(os) destinatario(s).
La intencionalidad del arte postal, desde sus incursiones en el ámbito de la creación estética a mediados del siglo pasado, se basó en devolver a la sociedad y a la comunidad artística, un producto singular, que respondiera a la condición de obra de arte, pero sin restricciones de formatos, soportes, materiales y conceptos; que favoreciera la interacción entre varios sujetos, y que estos, a su vez, dejaran su huella en la obra postal de retorno a su emisor.
Ray Johnson, el collagista estadounidense enmarcado en la tendencia del Neo-dadaísmo, fue uno de los primeros cultores del arte postal, y articuló el envío en cadena de una serie de cartas que fueron entregadas a destinatarios seleccionados por él, a los cuales pidió que intervinieran la pieza con información nueva o con añadidura de otros materiales. Así, la obra se iba actualizando cada vez más y, al punto del retorno hacia él, recibía una obra discursiva y estéticamente nueva, más rica, más polisémica. De esta manera, la obra de arte se proyecta como un medio de comunicación unificador y de carácter participativo, y no solo como un producto mercantilizado y hermético.
Esta movilidad artística que se genera alrededor del arte postal es uno de los motivos impulsores del proyecto Los santiagueros, siglo XXI. Arte postal, para comunicar, socializar e intercambiar sobre la esencia identitaria y cultural de mi tierra natal: Santiago de Cuba; que, además, constituye una praxis extensiva de la serie Los santiagueros, siglo XXI.
Un set de siete postales, con fotografías meticulosamente seleccionadas, es apenas el principio de un work in progress que requiere de la participación e involucramiento de amigos y coterráneos con historias por compartir sobre la ciudad de la tierra caliente. A ellos serán enviadas estas postales que reflejan personajes cotidianos, ambientes sociales y escenas urbanas identificativas de la ciudad y su gente, de sus dinámicas habituales y de su visualidad cultural y natural.
La esencia de llevar adelante este proyecto reside en establecer nexos e intercambios desde cualquier parte del mundo, con remembranzas, experiencias, suvenires, fotografías, cual suerte de bitácora postal de un viaje a Santiago de Cuba: una ciudad que con el tiempo mantiene su colorido, su frescura, su sol caliente y el arropo de su gente. Como una especie de hilos que se entrecruzan en la pizarra de un detective tras las pistas de un caso; así mismo se pretenden entretejer pensamientos y recuerdos en los ires y venires de estas postales “santiagueras”. Se favorece, además, una dinámica intercomunicación, aun cuando un océano separa a los destinatarios del emisor, porque se recurre al diálogo consensuado, a la sensibilidad personal y artística para aportar una palabra, una memoria, un guiño…
Todo este proceso de toma y daca, que procura beneficiar espiritualmente la fibra de los implicados, no solo será documentado como memoria histórica de un quehacer colectivo; sino también transitará por un proceso de selección, curaduría y montaje, con el objetivo de compilar en un mega collage todo el archivo resultante del proyecto para exponerse de conjunto con las piezas de dicha serie. De este modo, asistiremos a la apreciación de una obra cambiante, más enriquecida y poblada de discursos y miradas diversas aportadas por aquellos que dejarán su marca y su visión en estas postales sobre Santiago de Cuba.